Santo, Agradable

Texto Bíblico: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”  Romanos 12:1

Sin duda podemos en este día explorar la manera en que podemos presentar nuestro cuerpo como sacrificio vivo ante Dios.   El pasaje de hoy inicia con ese reto.  Las palabras que dan énfasis son estas: santo, agradable a Dios.  El mundo y su ideología adoran el cuerpo.  Presenta en sus imágenes lo ideal que debería ser el ser humano: guapo, guapa, esbelto, esbelta, etc.  Aquel o aquella que no tiene las cualidades del prototipo ideal entonces pierde su valor.  Sin embargo, este pasaje habla del cuerpo, pero invitando a que no solo nuestro espíritu sea la que adore a Dios, sino también nuestros cuerpos.
Pablo está recordando el sacrificio del antiguo testamento. Aunque la diferencia es que nuestros cuerpos están vivos. Ofrecemos la vida misma y todo lo que vamos a vivir. En el antiguo testamento eran sin mancha y en el Nuevo Testamento también así debemos ser nosotros: santos y agradables a Dios.  A veces tenemos problemas con la cuestión de ser “santo”.   Como si ese camino fuera una senda que solo se la imaginan ciertos grupos radicales cristianos.  Sin embargo, una vez más, en este texto se nos insta a pensar en estas palabras: santos, agradable a Dios.   Y no se refiere a que la Gracia nos cubre para ser santos sin que cambiemos en realidad. Se refiere a que los hermanos deben ser santos. En realidad, si deben cambiar sus acciones. De hecho, los siguientes versículos lo confirmarán.  

Meditando
·         ¿Tengo problemas con la palabra santo? ¿Es una meta que se me hace difícil de alcanzar?
·          ¿Veo mi cuerpo con los estereotipos del mundo?

 Orando
·         Una sugerencia para orar el texto del día de hoy  podría ser que Dios continúe revelándole su voluntad a través del sacrificio que ha emprendido del ayuno y la oración. 
Contemplando 
·         En silencio vuelve a recordar en tus propias palabras el texto bíblico. Recuerda la reflexión y tu tiempo de meditación. Repite una vez más tu oración en silencio. Interioriza todo en tu corazón.
·         Escribe lo que contemplas: ¿cómo eres consolado? ¿Cómo has recibido luz para entender? ¿Ha recibido fuerzas para tomar alguna decisión?
Actuando
·         ¿Que podrás hacer de diferente el día hoy en conformidad con lo que acabas de leer, meditar, orar y contemplar? 

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