Leyendo:
Texto Bíblico: “Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de
arrepentimiento para perdón de pecados. Y salían a él toda la provincia
de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán,
confesando sus pecados. Marcos 1:4-5
La mayoría
de las congregaciones al final del año, o incluso en este principio de año aún,
se reunieron para evaluar el trabajo hecho en todo el año y planear el trabajo
a hacer en este año que sigue. Quizás habrán
adoptado algún plan de crecimiento de la iglesia. Yo he escuchado algunos
planes que tiene nombres así: Plan Andrés, Plan Timoteo, etc. Y si alguna congregación no ha adoptado algún
plan, el texto bíblico de hoy nos ofrece el plan llamado: “Juan el Bautista”.
Este plan
quizás a nadie le gusté, quizás nadie lo adopte, porque significa ir a predicar
“el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados” en el DESIERTO. Creo que eso ultimo no es la parte buena de
este plan. La mayoría planeamos eventos en nuestros templos, en los parques, en
las plazas. Lugares donde sabemos que habrá gente que concurra. No iremos a
lugares deshabitados.
El por qué decidió
Juan predicar en el desierto no nos contesta el texto a ciencia cierta. Pero
hay una realidad que sí nos muestra: el
mensaje y la necesidad. Y es aquí
donde iniciamos a cuestionarnos sobre lo que hicimos el año pasado y lo que
haremos en este que sigue. ¿Cuál fue el mensaje que predicamos? ¿Vivimos
nosotros y nuestra iglesia conscientes de que hay un mundo afuera de nuestras
cuatro paredes con la necesidad de arrepentirse? ¿Qué mensaje predicaremos?
¿Compartiremos el mensaje de vida o nos apapacharemos unos a otros? ¿Nos quedaremos
sentados o saldremos?
Meditando
·
¿Cuál es el mensaje que predico? ¿sobre el arrepentimiento
o superación personal?
·
Cuando alguien en su necesidad de Dios sale a buscarlo
¿podrá encontrarme a mí con el mensaje que necesita oír?
Orando
·
Para orar el texto del día de hoy podríamos partir de
comprometernos con Dios de ser nosotros y nuestra iglesia el Juan Bautista que
el mundo tanto necesita.
Contemplando
·
En silencio vuelve a recordar en tus propias palabras
el texto bíblico. Recuerda la reflexión y tu tiempo de meditación. Repite una
vez más tu oración en silencio. Interioriza todo en tu corazón.
·
Escribe lo que contemplas: ¿cómo eres consolado? ¿Cómo
has recibido luz para entender? ¿Ha recibido fuerzas para tomar alguna
decisión?
Actuando
·
¿Que podrás hacer de diferente el día hoy en
conformidad con lo que acabas de leer, meditar, orar y contemplar?
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