Leyendo:
Texto Bíblico: “Les
dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel
día; porque era como la hora décima.” “Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede
salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve. “ Juan 1:39, 46
Si tú quieres conocer a una persona
tal como es ve a su casa y quédate ahí por un tiempo. Un maestro iba con su
discípulo de viaje y por el camino alguien quizo acompañarlos. El discípulo
dudaba porque sospechaba que esa persona no tenía buenos propósitos. Quizás era
un ladrón pensaba él. Sin embargo, el maestro dijo: “deja que venga con
nosotros porque en el camino se revelan las verdaderas intenciones”. En la clase de Teología del seminario el
maestro decía: “Si ustedes quieren saber si alguien es tan entregado a Cristo
como lo parece ser en el culto vayan a su casa y pregúntele a su puerta, a su
espejo, a su perro. Ya lo dice el dicho: ´las paredes oyen´”.
Según la narración de Juan, los
primeros discípulos de Jesús, la primera pregunta que le hicieron, y la primera
enseñanza que recibieron fue esto, fue la búsqueda por saber dónde moraba
Jesús. Jesús accedió a su petición y les dijo: “ven y ve”. Más adelante cuando
Felipe buscó a Natanael para decirle que habían encontrado a Jesús y ante la
duda de Natanael también se le dice: Ven y ve.
El pasaje bíblico entonces nos
exhorta a ser cristianos, seguidores de Jesús, no solo en nuestros discursos,
en los cultos con las manos levantadas, sino también en casa, ahí donde no
estamos rodeados de artilugios religiosos. Hace muchos años unos pastores
estaban en una reunión y todos hacían notar que los vecinos, los que vivían al
lado del templo nunca habían aceptado una invitación a la iglesia. Y si había
algún cristiano que viviera a lado del templo se congregaba en otro lugar
distante. La pregunta que se hacía era esta: ¿no será que la vida de la iglesia
no refleja un testimonio de Cristo? También surgió la pregunta: ¿Por qué razón
es más fácil evangelizar al compañero de trabajo más que al vecino? Alguien respondió: el vecino ha llegado a la
casa del cristiano y ha visto y por lo que vio no se convenció.
Meditando
·
¿Puede
alguien llegar a mi casa, permanecer ahí, y al irse podrá dar testimonio de que
mi comportamiento es como un hijo de Dios?
·
¿Soy
el mismo cristiano en la casa como lo soy en el culto?
Orando
·
Para
orar el texto del día de hoy podríamos ser pedir a Dios de su gracia para que
nos guíe a cambiar para ser cristianos también en nuestro hogar.
Contemplando
·
En
silencio vuelve a recordar en tus propias palabras el texto bíblico. Recuerda
la reflexión y tu tiempo de meditación. Repite una vez más tu oración en
silencio. Interioriza todo en tu corazón.
·
Escribe
lo que contemplas: ¿cómo eres consolado? ¿Cómo has recibido luz para entender?
¿Ha recibido fuerzas para tomar alguna decisión?
Actuando
·
¿Que
podrás hacer de diferente el día hoy en conformidad con lo que acabas de leer,
meditar, orar y contemplar? Una sugerencia es que podrías apartar un día a la
semana para tener un culto de hogar donde puedas invitar a tu vecino.
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